domingo, 21 de octubre de 2012

Netzaj, la sefirá de la pasión


“Yo solo creería en un dios que supiera bailar”
Así hablaba Zaratustra  (Friedrich Nietzsche)


Netzaj, נצח , (Victoria, Eternidad) es la séptima sefirá, la esfera verde que ocupa el lugar inferior del Pilar Derecho del Arbol de la Vida. Con ella comienza la manifestación en sí, el plano de la forma, a diferencia de las seis sefirot superiores, que se encuentran más allá de la forma y tan solo en estado latente en la mayoría de los hombres. La cuatro sefirot inferiores: Netzaj, Hod, Yesod y Malkut, van manifestando el movimiento involutivo, el llamado “Descenso del Poder”, representado por el Rayo Relampagueante, especializándose cada vez más a medida que aumenta la densidad vibratoria, hasta llegar a la materialidad de Malkut, con toda la multiplicidad del mundo y la naturaleza. A partir de aquí, donde toma tierra el Rayo Relampagueante, el movimiento es en sentido inverso, hacia la Unidad de Kether. La serpiente Najustán representa este movimiento evolutivo ascendiendo por el Arbol, del mismo modo que Kundalini asciende por el canal central, Sushuma, hasta llegar al chakra Sahasrara, que comparte con Kether el significado de su nombre: Corona.

Netzaj, Hod y Malkut constituyen la Triada de la Inserción en el Mundo, dentro de la cual se encuentra Yesod, como centro regulador del Nivel de Yetziráh o Mundo de la Formación, el nivel psíquico, que en la tradición ocultista se conoce como plano astral.  Emociones (Netzaj) y pensamientos (Hod) confluyen en Yesod, el ego, mientras que el Mundo de la Acción se encuentra ya en modo material como cuerpo físico en Malkut. Estas cuatro sefirot en el hombre son transitorias y se disuelven en el momento de la muerte.


El valor numérico de Netzaj, 148, refleja el modo en que recoge la energía expansiva de amor de Jesed, en una forma más concreta. Podemos ejemplificar esto observando la palabra Jesed. Está compuesta por tres letras: ח jet (8), ס samej (60) y ד dalet (4). Si desarrollamos su deletreo de modo acumulativo: ח (8) ; ח ס (68);  ד  ח ס (72) la suma es 148, el valor de Netzaj.


La Danza de Matisse
Como sefirá del Pilar Derecho del Arbol, Netzaj representa una serie de energías que sirven de combustible para la acción. Estas energías, las “Huestes”, que encontramos en el nombre divino de la sefirá: “Eterno de las Huestes”, son de naturaleza emocional y pasional, e incluso más concretamente sexual. El impulso necesario para la creación de cualquier forma, incluyendo claro está la forma humana en la reproducción, residen en Netzaj. Por ello el orden angélico que le corresponde, los Elohim, habla de dioses creadores, pues conforman los instintos o pasiones que se hallan tras las obras del hombre. La fuerza de la pasión al crear, ya sea una obra de arte, un ingenio o un nuevo ser, parece poder detener el tiempo, como si únicamente existiese ese instante en que surge el ¡Eureka! O el ¡Te amo! No en vano la sefirá significa también Eternidad.  Por otra parte, todos los ritos que tienen ritmo, movimiento y color, todas las danzas sacras o profanas, tienen su origen en esta esfera. 


Venus de Boticelli
El planeta asociado a Netzaj, Venus, representa muy bien los atributos positivos de la sefirá: la belleza triunfante, el poder del deseo, el impulso instintivo y eterno, la inspiración artística, todo aquello en fin que hace que la vida merezca la pena de ser vivida. En el aspecto negativo encontramos el desequilibrio del mundo emocional,  bien por exceso, las emociones se desbordan y anulan al sujeto, o bien por defecto, la apatía o la frialdad dificultan el inicio de cualquier acción. En el aspecto sexual, el exceso se manifiesta en el “vicio” de la sefirá: la lujuria y la incontinencia, mientras que la represión sexual estaría en el extremo opuesto. Diferentes épocas y culturas han incidido en la manifestación de esta sefirá, considerándola sagrada o profana. Nietzsche exalta lo dionisiáco como una dimensión fundamental de la existencia, que quedó relegada en la cultura occidental: la vida en sus aspectos oscuros, instintivos, irracionales, biológicos. Lo dionisíaco se manifiesta como una explosión de vitalidad salvaje en la que desaparecen incluso los límites de la individualidad. Dionisos, dios del vino y del éxtasis, celebra la danza orgiástica. En oriente, el Tantra  sublima el impulso sexual con la unión de Shiva y Shakti en un ritual sagrado: el Maithuna. Equivalentes rituales sexuales  de carácter sagrado se encuentran en todas las culturas de la tierra. El color verde de la sefirá evoca la naturaleza, y es ésta la que nos proporciona, si sabemos mirar, esa “visión de la belleza triunfante” que es la experiencia espiritual asociada a Netzaj.


Maithuna, en Khajuraho (India)


SEFIRA: Netzaj, נצח, Victoria, Eternidad.

POSICION EN EL ARBOL: La esfera verde, en la parte inferior del Pilar Derecho.



NOMBRES DIVINOS:
YHVH Tzebaot, ,צבאות יהוה  Eterno de las Huestes.
Elohay Yisrael, ישראל אלהי , Dios de Israel.

ARCANGEL: Haniel, האניאל, regente de la esfera en el Mundo de la Creación.

ORDEN ANGELICO: Elohim, אלהים, Dioses, regentes de la esfera en el Mundo de la Formación.

CHAKRA MUNDANO:Nogah, נוגה, Venus. Regente de la esfera en el Mundo de la Acción.

CHAKRA HUMANO:  Manipura, junto con Hod.

IMÁGENES MAGICAS ASOCIADAS: Una bella mujer desnuda.

SIMBOLOS: La lámpara. La guirnalda. La rosa.

EXPERIENCIA ESPIRITUAL: Visión de la belleza triunfante.

VIRTUD: Desinterés, desapego.

VICIO: Incontinencia. Lujuria.

EN EL CUERPO HUMANO: El riñón derecho. La cadera y rodilla derecha. Las caderas, visto de perfil.

COLORES: Ambar en Atziluth, verde esmeralda en Briah, verde amarillento brillante en Yetzirah, verde oliva con manchas doradas en Assiyah.

TAROT: Los 4 sietes.

ELEMENTO: Aire como potencialidad, Fuego como expresión.

POLARIDAD: Positiva.

METAL ASOCIADO: Cobre.

SIGNIFICADOS: El Centro emocional. El Centro de las pasiones. La sexualidad como pasión.