jueves, 24 de septiembre de 2015

El Arbol de la Vida Personal y el Programa de Vida

“La misión del alma en esta vida es recordar”
(Ken Wilber, El Proyecto Atman)


El marco teórico del genial hallazgo de Jaime Villarrubia se encuentra en la idea de Isaac Luria sobre el tikún, o misión sagrada que cada persona ha de cumplir, para la que se requieren sin duda numerosas vidas, pues la Cábala admite la reencarnación (guilgulim), siendo siempre el propósito de ésta el cumplimiento de dicho tikún. La palabra tikún significa “restauración” o “reparación”. ¿Y qué es lo que hay que reparar?: el desequilibrio del universo. ¿Y qué es lo que hay que restaurar?: a la Shekiná en su trono. Issac Luria considera que en la primera Creación se produjo un desequilibrio energético al descender el Rayo Relampagueante cuya luz era excesiva para las sefirot que debían contenerla, a partir de la cuarta sefirá, lo cual produjo su rotura. La consecuencia  fue que los trozos rotos de estos recipientes –los qliphot-, cayeron al abismo, donde quedaron atrapados. Estos elementos en desequilibrio se asimilan a los demonios y archidemonios, que se corresponden en negativo a los ángeles y arcángeles.  Y la Shekiná o Presencia Divina de Dios en su aspecto femenino fue al exilio de Malkut.



  En El Zohar se encuentra una idea revolucionaria sobre    la expulsión del Paraíso. No fue Dios quien expulsó a    Adán y Eva, sino que fueron ellos quienes expulsaron a  Dios del Jardín del Edén. De forma que estamos en el    Paraíso, pero no lo sentimos así, porque hemos perdido la  conexión con Dios.



A partir de esta teoría y considerando que cada vida humana tiene el propósito indicado, lo sepa el hombre o no, y teniendo en cuenta también que las sucesivas reencarnaciones conllevan una serie de tendencias que se van consolidando, tanto en positivo como en negativo, lo que en Oriente denominan samskaras, Jaime Villarrubia considera que el Arbol de la Vida personal es, por una parte, un “mapa de samskaras” que nos describe de modo exhaustivo, y por otra parte un “programa de vida” que nos permite investigar nuestro tikún y nos facilita su cumplimiento. 

Personalmente, me gusta considerar que en él se encuentran muy bien representados dos de los más sabios aforismos griegos:
El primero está claro cuando comprendemos nuestro mapa de tendencias, muchas de ellas inconscientes. Y el segundo –que habla del equilibrio- es fundamental para el flujo correcto de energía en nuestro Arbol y en nuestra vida, pues sea cual sea nuestro Arbol personal, hay una ley para que cualquier persona pueda acometer su cumplimiento con éxito, y es no caer en los excesos que presenta cada uno de los 22 senderos subjetivos. Y hablando de senderos subjetivos, es el sendero XIV, LaTemplanza, el que mejor representa estas dos claves: 

Conócete a ti mismo γνῶθι σεαυτόν

El Sendero 14 une Yesod -la personalidad, el ego, el yo inferior- con Tiferet, la individualidad, el Yo Superior, indicando que uno no se conoce en absoluto si se queda en el ego. A este respecto hay que considerar el origen de la palabra personalidad, que viene del  latín “per sonare”, la máscara que para sonar se ponían los actores de teatro. Está claro que una cosa es el actor –el individuo- y otra el personaje que interpreta, -la personalidad-.  Y ya sabemos lo que pasa con los actores que se identifican con sus personajes…

Nada en demasía  μηδὲν ἄγαν

La carta del tarot que corresponde a este sendero, La Templanza, ya lo dice todo. El Angel mezcla –templa- el líquido de dos vasijas, una roja y otra azul, como las esferas de Misericordia, Jesed, y Rigor, Guevuráh. Esto es un símbolo que nos invita a no caer en los extremos. Por otra parte el lugar que ocupa en el Arbol es justamente en medio del Pilar Central.


Y ¿Cúales son los datos que necesitamos para poder levantar este Arbol personal? Sabemos que una carta astral se fundamenta en los datos referentes al tiempo: fecha y hora de nacimiento, y al lugar de éste.  Pues bien, el Arbol de la Vida personal se fundamenta en dos elementos: el Nombre y el Tiempo.  El tiempo hace referencia a la fecha de nacimiento.  El nombre es el nombre completo de la persona, nombre-s de pila y apellidos paterno y materno. Más que el lugar donde uno nace, el linaje familiar determina, tanto genéticamente como por educación, a un individuo concreto. En conclusión, la hipótesis de trabajo de Jaime Villarrubia es la siguiente:

En el nombre y el tiempo de una persona está contenida toda la información que la describe”.
(Sefer Ha Neshama)

La importancia del nombre en la Cábala se pone de manifiesto cuando sabemos que el término que designa en hebreo a un objeto, y dicho objeto designado, es el mismo: דבר (dabar). Por otra parte, el objeto designado es impermanente en mayor o menor grado, mientras que el nombre que lo designa permanece, al menos durante tanto tiempo como ese idioma persista. Umberto Eco recoge esta idea en su famosa novela: “El nombre de la rosa”, cuando termina diciendo:
Stat rosa prístina nomine, nomina nuda tenemus

(Todo lo que queda de la prístina rosa es su nombre)

En cuanto al tiempo, éste no aparece en el Arbol de la Vida hasta la esfera de Bináh. Esta sefirá se conoce también como Imma, Madre. La Madre Divina necesita del tiempo para gestar y parir toda la creación. Y es el nombre de esta esfera  יהוה, el Shem, quien nos muestra su relación con el tiempo, pues YHVH es una variación de la raíz hebrea que significa ser.

Era     היה   (Hayáh)    En tiempo pasado
Es       הוה    (Havéh)   En tiempo presente
Será   יהיה   (Ihyéh)   En tiempo futuro

Recordemos que el nombre de la esfera de Kether es  היה (Ehié), "Yo Soy". Es decir; el "Uno que Es" en presente, fuera del tiempo, Eterno por tanto.

Con estos datos, nombre y fecha de nacimiento,  por tanto se levanta el Arbol personal utilizando un procedimiento similar al de un programa informático, en el sentido de que los valores numéricos de cada letra o dígito se combinan con unas reglas precisas para acabar produciendo un resultado concreto, que sería el mismo fuera quien fuese el que lo ejecutara, de ahí que se llame Programa de Vida, pues, aunque resulte difícil de aceptar, la exactitud del método nos lleva a considerar el determinismo absoluto del resultado. No somos un papel en blanco, traemos las instrucciones ya escritas. Y esto es perfectamente lógico si admitimos que hemos vivido muchas vidas, con toda la carga y también con todo el aprendizaje que eso conlleva.


Ejemplo de un Arbol personal
El Arbol de la Vida personal nos muestra cúales son nuestros puntos débiles y cúales son nuestras maestrías, y, sobre todo, qué venimos a trabajarnos en esta vida, en dónde hemos de poner el acento, pues no todos venimos a hacer lo mismo, ni mucho menos, y por ello nuestras aptitudes son distintas, como lo son nuestras limitaciones. El resultado del profundo conocimiento de nosotros mismos que conlleva el Arbol nativo es la autoaceptación, la valoración propia y la verdadera autoestima, que no se basa en la comparación con otros de nuestro cuerpo y personalidad, sino en saber quienes somos más allá de la forma actual. Y, a partir de este conocimiento de nosotros mismos, el conocimiento del propósito de nuestra alma en esta encarnación, nuestra misión actual, nuestro tikún, o en otras palabras el juego que tenemos que jugar en esta vida.

Una vez levantado el Arbol personal a partir de los datos indicados, se procede a la interpretación según las líneas que aparecen en cada sendero, las cargas relativas de cada esfera, las posibles configuraciones energéticas, las triadas principales etc. Todo ello requiere naturalmente unos conocimientos previos, conocimientos, tanto del modo de levantar el Arbol como de su interpretación que se recogen en el libro Sefer Ha Neshama de Jaime Villarrubia. Si el Arbol se levanta para otra persona es preciso tener con ella una sesión presencial, jamás a distancia por correo o cualquier sistema virtual, ya que se trata de una demanda no del ego sino del ser, y lógicamente éste debe estar presente para escuchar el relato completo de su Arbol, y hacer preguntas si lo desea. La sesión se graba para ser entregada al sujeto, junto con su propio Arbol y material explicativo sobre éste. A partir de aquí, el trabajo ya es de cada uno, íntimo, personal e intransferible. Lo que si puedo afirmar con seguridad es que los resultados son extraordinarios si nos tomamos en serio esta información, que entonces marca un antes y un después en nuestra vida.