lunes, 26 de noviembre de 2018

La Leyes Universales y la Cábala


La existencia del concepto de Leyes Universales, como principios generales que rigen toda la manifestación, es de una antigüedad imposible de precisar y constituye la base de la filosofía hermética. El hermetismo está asociado a un hombre que, según se cree, vivió en Egipto, contemporáneo a Abraham, y al que egipcios deificaron bajo el nombre de Thot y los griegos conocieron como Hermes Trismegisto.

Hermes Trismegisto significa Hermes el tres veces grande. Para el filósofo italiano Marsilio Ficino, ese título se debe a que era el mejor filósofo, el mejor sacerdote y el mejor rey, si bien él afirma que se debe a que posee tres partes de la sabiduría: alquimia, astrología y teúrgia. Es a Hermes Trismegisto a quien se supone la autoría de la llamada Tabla Esmeralda, que enuncia uno de los principios universales: “Lo que está abajo es similar a lo que está arriba”. También ha sido atribuida al místico pagano del siglo I Apolonio de Tiana. Algunos místicos judíos piensan que la escribió Seth, un hijo de Adán, que Noé las subió al arca y, cuando terminó el diluvio, las escondió en una cueva cerca de Hebrón. Carl Gustav Jung identificó la Tabla de Esmeralda con una mesa hecha de piedra verde que vio en una serie de sueños y visiones. La fascinación de Jung por ésta tabla se explica por la conexión que veía entre la tradición gnóstica y hermética y el inconciente colectivo como contenedor de símbolos y arquetipos compartidos por toda la humanidad. La importancia de bucear en el inconsciente colectivo para extraer la sabiduría arcana se resume en este aforismo de Jung: “Ningún árbol, suele decirse, crece hasta el cielo sin que sus raíces alcancen el infierno”.


La Tabla Esmeralda
¡Es verdad! ¡Es cierto! ¡Es la verdad plena!

Lo que está abajo es igual a lo que está arriba, y lo que está arriba es igual a lo que está abajo, para que se cumplan los milagros del Único.

De la misma manera que todo fue engendrado del Único por un solo intermediario, de igual manera todo ha nacido del Único por transmisión.

Su Padre es el Sol, su Madre la Luna, el Aire lo ha llevado en su seno, la Tierra es su nodriza.

El Padre de todos los Talismanes del mundo es omnipresente.

Su Fuerza, cuando es utilizada en la Tierra, permanece inmaculada.

Separa, lleno de amor, con gran comprensión y sabiduría, la tierra del fuego, lo sutil de lo que es duro, denso y sólido.

De la Tierra sube al cielo, después desciende de nuevo a la Tierra, tomando en ti mismo la Fuerza de lo alto y de lo bajo.

Así poseerás la gloria del mundo entero, de manera que todas las tinieblas se separarán de ti.


Ella es la Fortaleza más poderosa de todas las Fortalezas, pues triunfará sobre toda cosa sutil y penetrará toda cosa densa.

Así fue creado el mundo. De él, y de la misma manera, nacerán creaciones maravillosas.

Por eso se me ha dado el nombre de Hermes, el tres veces grande, porque poseo los tres aspectos de toda la sabiduría del mundo.


La principal obra atribuída a Hermes es el Corpus Hermeticum, un compendio de toda la filosofía hermética. Consiste en 24 textos escritos en griego que afirman ser meras traducciones del egipcio original, si bien expertos filólogos lo sitúan en los siglos II y III dc como redactados en griego directamente por varios autores. Cosme de Médicis recuperó 14 de los 24 manuscritos en 1463, y éstos fueron traducidos al latín por Masilio Ficino, gozando enseguida de gran prestigio entre filósofos como Pico de la Mirandola.

Caduceo de Hermes.
Un regalo de Apolo al dios griego.
Ya en el siglo XIX y siguiendo con esta tradición hermética surge El Kybalión, que resume las enseñanzas de Hermes. Se atribuye a un grupo anónimo de personas autodenominados Los Tres Iniciados. Estos autores que escribieron El Kybalión decidieron permanecer en el anonimato, lo que ha generado muchas especulaciones sobre quién escribió realmente el libro. La más popular es que está escrito por miembros de la Sociedad Teosófica, pues su traductor del inglés al español, Federico Climent Terrer,  fundó la Sociedad Teosófica en Barcelona, actuando por orden exclusiva de dicha sociedad.

Este texto establece cuáles son las 7 leyes por las que se rige el Universo, y que son las siguientes:


1. Principio de MENTALISMO: El TODO es mente; el Universo es mental
2. Principio de CORRESPONDENCIA: “Como arriba es abajo; como abajo es arriba
3. Principio de VIBRACIÓN: “Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra
4. Principio de POLARIDAD: 
Todo es doble; todo tiene dos polos; todo su par de opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse
5. Principio de RITMO:
 “Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación
6. Principio de CAUSA Y EFECTO: “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da una ley no conocida; hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a la Ley”.
7. Principio de GENERACIÓN: “La generación existe por doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos”.

Veremos cómo se reflejan algunos de estos principios en el Arbol de la Vida


La manifestación de todo el universo comenzó con un pensamiento: “Yo Soy”, por el que la divinidad inmanifestada del En Sof toma consciencia de Sí Misma y aparece la primera de las sefirot: Kether, cuyo nombre divino es “Yo Soy el que Soy”.
La Ley del Péndulo hace su aparición separando el aspecto Yin del Yang, las dos polaridades que se reflejan en las dos columnas del Arbol. Y la del Género se hace presente con la separación entre el aspecto masculino de la divinidad, la sefirá de Jokmáhy su aspecto femenino, la sefirá de Bináh. Todas las demás sefirot situadas en ambas columnas representan cada una de las polaridades en los ejes horizontales: Bien-Mal (Jesed-Guevuráh) y Mente-Emociones (Hod-Netzaj). El eje vertical en la columna central contiene los dos polos básicos de cénit: Kether, el Absoluto, y nadir: Malkut, el Mundo, referenciados a menudo como el Rey y la Reina.
La Ley de Correspondencia se refleja en el Arbol como Macrocosmos representando todo el universo manifestado, o como Microcosmos representando al propio hombre, como puede verse en la ilustración.
Por otra parte el Arbol no es algo estático e inmóvil, sino que está vivo, la emanación divina de la Fuente fluye por todas y cada una de las sefirot haciéndolas vibrar en mayor o menor intensidad.
En cuanto a la Ley de Causalidad, quién puede creer que las cosas suceden por azar? Cómo bien dijo Einstein: “Dios no juega a los dados”.