martes, 27 de agosto de 2013

El sendero de La Emperatriz

“Al cambiar de posición, la guímel dejó la parte superior del Pilar de la Misericordia y fue a ocupar el sendero que une a Jokmáh y Bináh, al Padre Cósmico y la Madre Cósmica, lo que hizo posible que la revelación se manifestase, pues así quedaban unidos Espacio y Tiempo, Energía y Forma . . . Por eso, este sendero simboliza ahora la Síntesis, la Gran Magia Blanca y la unión de los polos opuestos.”
Séfer Ha Neshamá (Jaime Villarrubia, Carmen Haut, Dulce Mª Millera)


La letra hebrea que corresponde al sendero es la letra ג  guímel, la tercera letra del alefato hebreo, cuyos significados simbólicos son “revelación”, “retribución”, “camello”. El Sefer Yetziráh dice de ella: “Él hizo la letra Guímel reinar sobre la riqueza, y la ciñó una corona, y combinó una con otra, y con ellas formó Marte en el Universo, el lunes en el año y el oído derecho en el alma, masculina y femenina”.

Guímel se asocia al arcano III del Tarot: La Emperatriz. Este sendero une las sefirot de Jokmáh y Bináh, Dios Padre y Dios Madre. Esta unión de Sabiduría e Inteligencia tiene un fruto: el Conocimiento (Daat). Conocer tiene en la Cábala un profundo significado sexual, en el sentido de unión sagrada de dos principios opuestos. Por ello este sendero se asocia a la Gran Magia Blanca, ya que tal y como afirmaba Pico de la Mirandola: Hacer magia no es otra cosa que casar mundos, ya que todo secreto radica en la unión de los contrarios”.


El arcano muestra a una mujer en su plenitud, sentada en un trono y ciñendo una corona. Mira de frente con los ojos bien abiertos, y sujeta un cetro con un orbe, representando su dominio sobre el mundo, y un escudo en el que figura un águila. El águila es animal de alturas y reina en el elemento aire, siempre asociado al mundo mental superior. La visión de este arcano es una visión desde muy arriba, desde la llamada Viga de la Espiritualidad, la última de las tres vigas o senderos horizontales del Arbol de la Vida. Este sendero cierra la Triada Divina o Gran Rostro, correspondiente al Mundo de Atziluth, o Nivel de Emanación. También conocida como Triada de las Raíces, ya que las raíces del Arbol están en el Mundo Superior, así como las nuestras propias, pues nuestra filiación es divina.

El valor del número 3 nos habla de generación: la unión de los dos polos opuestos da un fruto. Sin esta unión no sería posible la creación. El poder del 3 se encuentra en cualquier proceso dinámico. Hegel hablaba de tesis, antítesis y síntesis. La neurología afirma que nuestro cerebro recuerda las cosas de manera más fácil cuando vienen en grupos de 3. De ahí todas las triadas sagradas y profanas: el  Cristianismo y su Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, excluye el aspecto femenino de la divinidad, lugar que toma la Virgen María, humana y divina a la vez, virgen y madre simultáneamente. El Hinduísmo con su Trimurti nos habla de 3 procesos cósmicos que constituyen el devenir: Creación (Brahma), Conservación (Visnu) y Destrucción (Shiva). Cada uno de estos dioses tiene dos aspectos, masculino y femenino. También encontramos en el hinduismo la triada que define la consecución de la trascendencia: Sat-Chit-Ananda (Ser-Conciencia-Bienaventuranza). Siempre el 3, como su figura derivada: el triángulo, nos dan la idea de algo completo. Si miramos con atención a La Emperatriz, veremos que tiene un pequeño triángulo en el pecho. El triángulo equilátero representa a la Divinidad, y su proyección en 3 dimensiones origina una de las figuras más utilizadas por diferentes culturas: la pirámide.


En el Arbol de la Vida está representada esta ley del tres por los Tres Pilares o Columnas, y por las llamadas 3 Vigas o senderos horizontales del Arbol. De abajo arriba tendríamos:

Viga de la Personalidad: Une las sefirot de Hod (mente concreta) y Netzaj (emociones). La personalidad es fruto de un aprendizaje obtenido a través de las diversas experiencias y filtrado por nuestro contenido mental-emocional.

Viga de la Individualidad: Une las sefirot de Jesed (amor, expansión) y Guevuráh (rigor, restricción). Aquí hacemos un análisis de las experiencias vividas, tomando de ellas lo que consideramos positivo y rechazando lo negativo. Es pues un trabajo de discernimiento que nos ayuda a evolucionar hacia nuestro Yo Superior.

Viga de la Espiritualidad: Une las sefirot de Jokmáh y Bináh (sabiduría, inteligencia). El peldaño más alto de la escalera representa la síntesis de todo lo anterior para quedarnos con lo esencial, con aquello que realmente hemos aprehendido a través de las experiencias y su posterior análisis. Dicha síntesis requiere la unión de elementos aparentemente opuestos para lograr un tercero que incluye lo esencial de cada uno de ellos. Un ejemplo de síntesis es la metáfora de vida con la que nos movemos y que condiciona nuestra imagen del mundo y de nosotros mismos. Es frecuente ver la vida como lucha y el mundo como una jungla donde solo sobrevive el más fuerte. En el extremo opuesto está la visión de la vida como un juego, en el que los obstáculos representan retos a superar y la meta es el logro de aquello que más apreciamos. 


Si la Sacerdotisa representa la intuición, el aspecto mental de este sendero nos habla de pensamiento abstracto y capacidad lógica, imprescindibles para lograr la síntesis, cuya más alta consecución sería la perfecta integración de los dos hemisferios cerebrales, representados por Jokmáh y Bináh. Al unir ambas esferas: Dios Padre y Dios Madre, representa la pareja y, por extensión, la familia, todo lo que traemos de positivo o negativo de nuestros ancestros, la herencia genética y cultural. Es responsabilidad nuestra mejorar dicha herencia a fin de que nuestros descendientes puedan obtener lo mejor de su genealogía, en vez de perpetuar patrones insanos generación tras generación. Y solo podemos hacer esto reconciliándonos con nuestros propios padres. De ahí el mandamiento bíblico: “Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra, que el Eterno, tu Dios, te da” (Exódo 20:12).

TIPO DE SENDERO:  Estructural del espíritu.

DIRECCION DEL SENDERO: Al representar la unión del Padre y la Madre Cósmicos, unión que está sucediendo constantemente en un presente eterno, unión de Energía y Forma que da lugar a toda la creación, el sendero presenta ambas direcciones simultáneamente.

 SIGNIFICADOS: Unión de polos opuestos. Capacidad de síntesis. Inteligencia abstracta. La esencia de la vida. La pareja y la relación entre los padres. La Magia Blanca.

CORRESPONDENCIAS EN EL SER HUMANO: Los dos hemisferios cerebrales. Los ojos y oídos.

PROBLEMAS SI ESTA BLOQUEADO: Por exceso, una mente hiperactiva, que no descansa: “mente parlante”, lo que da lugar a nerviosismo y estrés, y en último término a un bloqueo mental. Por defecto, sobre todo si hay una gran intuición, puede dar lugar a esquizofrenia, pues la falta de pensamiento lógico no permite integrar el flujo de información que llega desde el sendero 2. Problemas de salud como migrañas, insomnio, parálisis cerebral y problemas de vista y oídos.


La perfecta combinación de los dos hemisferios cerebrales fue el secreto de la genialidad de Albert Einstein.  Su famosa frase : “La imaginación es más importante que el conocimiento”. “No se resuelven problemas con  el mismo  pensamiento que los creó”, indica claramente que es el hemisferio derecho, el imaginativo, el que tiene la llave de comienzo de la creación de algo nuevo. De hecho, su teoría de la relatividad comenzó con una visión de sí mismo viajando en la punta de un rayo de luz. El afirmaba que no descubrió nada con su hemisferio racional, el izquierdo, si bién sin éste no podría haber dado forma a su genial intuición.