domingo, 20 de mayo de 2012

Los senderos Subjetivos



Los llamados senderos subjetivos unen cada una de las esferas del Arbol. Mientras que las sefirot hacen referencia a lo cósmico, a lo objetivo, los senderos se denominan subjetivos por representar sentimientos y conductas del hombre en relación al universo.

Existen 22 senderos, del 0 al 21, si bien el 0 se considera también como el 22.

El llamado Sendero de la Flecha que asciende por el Pilar Central se compone de 3 senderos:

El sendero 21, que une las sefirot de Malkut y Yesod.
El sendero 14, que une las sefirot de Yesod y Tiferet.
El sendero 2, que une las sefirot de Tiferet y Kether.


Este sendero atraviesa las 3 barreras del Arbol y las 5 Triadas Estructurales, expresando las pruebas del iniciado en su ascensión hacia la Unidad.

Los senderos horizontales son llamados “Vigas”, y tenemos 3, de abajo arriba:
La Viga de la Personalidad, que une las sefirot de Hod y Netzaj.
La Viga de la Individualidad, que une las sefirot de Jesed y Guevurah.
La Viga de la Espiritualidad, que une las sefirot de Jokmah y Binah.

 Cuando hacemos la “señal de la cruz” señalando la parte superior de la frente (Kether) y a continuación el pecho (Tiferet) estamos marcando el sendero 2, y al ir con la mano al hombro izquierdo (Gevuráh) y luego al derecho (Jesed) marcamos el sendero 8. Como veremos más adelante el sendero 2 es el de la conexión con la divinidad: el Centro Crístico de Tiferet con el Absoluto de Kether. El sendero 8, que pasa por Tiferet, representa la Ley Divina.

La cruz del Cristo va más allá, pues une el cielo (Kether) con la tierra (Malkut), recorriendo todo el Sendero de la Flecha. La Ley Divina permanece como el sendero 8: los brazos extendidos a ambos lados de la cruz, la Mano Derecha y la Mano Izquierda de Dios se alinean al Centro. La Cruz Cabalística marca estas 4 sefirot, sin las connotaciones de la cruz cristiana, en las que el Maestro hace el papel de chivo expiatorio de la humanidad.

Cada uno de los senderos  se asocia a cada una de las 22 letras del alefato, así como a cada uno de los 22 Arcanos Mayores del Tarot.
Correspondencia entre senderos y letras hebreas

La correspondencia de Sefirot, Triadas y Senderos con el Tarot es exacta y la veremos en otra entrada.


Triadas y evolución de la Conciencia


 

Hay 16 triadas en el Arbol, formadas por 3 sefirot contigüas entre sí y los senderos que las unen. La primera de ellas, formada por Kether, Jokmah y Binah, es la Triada de las Raíces, que, como vimos, están en el cielo. También se la conoce como Triada Divina o Gran Rostro. Podemos ver una semejanza con el taoísmo:

“El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao. El nombre que se le puede dar no es su verdadero nombre. Sin-Nombre es el principio del universo, Con-Nombre es la madre de todas las cosas”.

Kether, el Absoluto, se identifica con el Tao, mientras que Jokmah, el Yang, Abba (Padre), sería "Sin-Nombre", y Binah, el Yin, Imma (Madre), "Con-Nombre". 
Es importante ver la relación del nombre y el tiempo. El primero no puede existir sin el segundo, y ciertamente el tiempo aparece en Binah, así como la forma.

 

Triada de las Raíces

 La Triada de las Raíces, llamada también El Gran Rostro o los 3 Supernos (las 3 sefirot principales de Kether, Jokmáh y Bináh) representa propiamente la Divinidad.  La Unidad (Kether, Tao) más la Dualidad básica (Positivo-Negativo, Yin-Yang, Masculino-Femenino)



En el hinduismo vedanta esta trinidad equivale a Parabrahma (Kether), Brahaman (Jokmáh) y Mulaprakriti (Bináh).

La barrera del Abismo separa la Triada de las Raíces o Gran Rostro o Macroposopos del resto del Arbol, llamado también Pequeño Rostro o Microposopos.  

Existen 6 triadas estructurales y 10 triadas laterales: las Triadas Estructurales se alinean a lo largo del Pilar Central, mientras que las triadas laterales son 5 activas (en el lado derecho del Arbol) y 5 pasivas (en el lado izquierdo del Arbol).


Triada de las Raíces
Triada de la Mística
Triada de la Ascética
Triada de la Fe
Triada de la Innovación
Triada de la Conservación
Triada de la Etica
Triada de los Deseos
Triada de los Miedos
Triada del Despertar
Triada de la Intuición
Triada del Impulso
Triada del Temple de Animo
Triada de la Lógica
Triada de la Iniciativa
Triada de la Inserción en el Mundo


Triadas estructurales y evolución de la Conciencia

Veremos las Triadas Estructurales por su importancia en relación a la evolución del individuo, ligada a su ascenso por el Sendero de la Flecha. Las triadas laterales se relacionan con aspectos del mundo interior (Triadas Activas) o del mundo exterior (Triadas Pasivas).
De abajo arriba tendríamos las siguientes:

Triada de la Inserción en el Mundo

Triada de la Inserción en el Mundo y del Temple de Animo
Está formada por las sefirot de Malkut, Hod, y Netzaj. La mente concreta de Hod y el mundo emocional de Netzaj confluyendo en el mundo físico, Malkut. Dentro de esta Triada se encuentra la sefirá de Yesod: el ego, que a su vez forma la Triada del Temple de Animo, interna a la de Inserción en el Mundo. La mayor parte de la humanidad se mueve únicamente en estas 4 sefirot, que en el sistema de chakras correspondería a los 3 primeros: Muladhara (supervivencia), Swadhistana (sexualidad) y Manipura (poder). Solo en algunas ocasiones, muchas veces extremas, vislumbra algo más, pero la identificación con el ego es tan fuerte, o bien la lucha por sobrevivir en este mundo tan dura, que el individuo desecha todo aquello que le hace cuestionarse algo transcendente.
La importancia de esta Triada es muy grande, pues representa los cimientos de la casa. No en vano la sefirá de Yesod significa Fundamento, y es que desde cualquier enfoque psicológico que se utilice, no es posible superar el ego sin llegar al ego, es decir, sin construir una personalidad sólida con la que interaccionar con el mundo. La etapa de la “mente egóica”, como afirma Ken Wilber, es esencial para poder dar el siguiente paso, “el centauro”, pues cada etapa incluye todas las potencialidades de las anteriores. Si no hay un fundamento sólido, la inmersión en mundos sutiles solo puede traer la locura o la inmadurez e inadaptación de aquellos que se creen en los “mundos de Yuppy”.

Triada del Temple de Animo
Es la formada por las sefirot de Yesod, Hod y Netzaj. Como hemos visto, es interna a la Triada de la Inserción en el Mundo, compartiendo ambas la Viga de la Personalidad, sendero que une a Hod y Netzaj: mundo mental y mundo emocional. Que el temple de ánimo se necesita para sobrevivir en el mundo es bien sabido, pues en él impera la ley del más fuerte. Si el ego es débil, otros se encargarán de someterlo para su provecho. Y aún más temple se necesitará cuando se abandona el camino establecido para buscar el propio, desafiando todo aquello que el mundo considera valioso. Porque a partir de esta triada comienza un camino solitario que muy pocos están dispuestos a seguir, y que muchas veces comienza cuando se toma conciencia de la impermanencia de todas las cosas, de su falta de valor, tal y como le sucedió al príncipe Siddartha. El individuo se convierte entonces en un buscador de la Verdad y su reino deja de ser el de este mundo, aunque siga en el mundo. El gran cabalista Joshua ben Miriam, o Jesús para los cristianos, lo decía así “… haceos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no minan ni hurtan”
El sendero 14 que une Yesod con Tiferet, representa el salto cuántico que debe dar el sujeto: pasar del ego al Ser. Y es este sendero, La Templanza, el que marca esta entrada al templo de la propia divinidad, ahí donde somos todos iguales. Pero antes de ello debe atravesar otra triada: la Triada del Despertar.

Triada del Despertar
“Todos los estados encuentran su origen en la mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente. Si uno habla o actúa con un pensamiento impuro, entonces el sufrimiento le sigue de la misma manera que la rueda sigue la pezuña del buey. Si uno habla o actúa con un pensamiento puro, entonces la felicidad le sigue como una sombra que jamás le abandona.”
Dhammapada. Versos gemelos. Cap. 1

Triadas y Mundos
La Triada del Despertar es la formada por las sefirot de  Tiferet, Hod y Netzaj. Se ha alcanzado el Centro del Arbol sefirótico: el "Sol de Tiferet", el verdadero origen de la luz lunar de Yesod. Desde aquí es posible ver cómo pensamientos (Hod) y emociones (Netzaj) configuran el ego (Yesod) como dos caras de la misma moneda. Al dejar de identificarse con éstos el individuo se libera de una esclavitud que lo amarraba a un sufrimiento absurdo, pues del mismo modo que un ordenador sigue fielmente las órdenes de un programa, su cerebro, sus pensamientos y en consecuencia, sus emociones, también son fieles a un programa y él es el programador. Si la identidad se sitúa en Tiferet, podrá desechar las creencias inservibles, “los pensamientos impuros”, como virus nocivos, pero si continúa en Yesod, lo más probable es que acepte como propias las creencias del sistema social en que está inserto, sin cuestionárselas.

El despertar implica siempre la desidentificación con el ego, con la personalidad, representada por el sendero que une Hod y Netzaj, la Viga de la Personalidad. El individuo ha cruzado la primera barrera del Arbol: el Arco Iris de Yesod. Comprende que el ego es una identidad construida desde el pasado y circunscrita a sus circunstancias sociales, que si se pierde el rol social el ego sufre una conmoción, y si es la memoria el ego se diluye como una ilusión, pero que, sin embargo, hay alguien ahí que permanece siempre invariable. Ese alguien es  la meta de su búsqueda, porque a partir de este punto el individuo continúa en el mundo, pero ya no es del mundo.


Triada de la Etica o Conciencia Moral
Triada de la Etica
Es la formada por las sefirot de Tiferet, Jesed y Gevuráh. Se ha superado la segunda barrera del Arbol: el Velo del Templo, tras afianzarse el individuo en su centro: Tiferet, el Yo Superior.  Está limitada en su parte superior por la Viga de la Individualidad, que une las sefirot de Jesed, Misericordia, con Gevuráh, Rigor, como representantes del principio del Bien, la “mano derecha de Dios”, y el principio del Mal, la “mano izquierda de Dios”, o también podríamos decir el principio expansivo y restrictivo, o constructivo y destructivo del universo. El sendero que los une, representando el necesario equilibrio entre ambas fuerzas, es el Sendero VIII: La Justicia, que representa exactamente el discernimiento necesario para dar a cada cosa lo que le corresponde en un momento determinado. La balanza equilibrada de la Justicia muestra como es preciso evitar el exceso tanto en el Rigor como en la Misericordia, en la expansión como en la restricción. Un ejemplo bien simple de exceso expansivo sería el de un cáncer, mientras que en el otro polo tendríamos un buen sistema inmunológico que destruye bacterias y virus.


La Viga de la Individualidad separa la Mente Individual de la Mente Cósmica. Por encima se encuentran las Triadas de La Fe y la Triada Divina. 

Triada de la Fe
Está formada por las sefirot de Jokmáh, Bináh y Tiferet, y comparte con la Triada de las Raíces la Viga de la Espiritualidad, el sendero 3  que une Jokmáh y Bináh.
En el centro de esta Triada está la sefirá oculta, Daat, indicando que la Fe no es algo contrapuesto al conocimiento, como a menudo se piensa, pues no se trata de la “fe del carbonero” o aceptación de creencias impuestas, generalmente por una u otra religión o sistema establecido de dogmas y axiomas. La Fe a la que se refiere es, en definición del maestro Antonio Blay “la adhesión mental, afectiva y volitiva, incondicional, a lo que intuimos como real, como cierto”. Hay dos elementos a subrayar en esta definición: la intuición, como conocimiento directo e inmediato, sin utilizar el pensamiento discursivo, y, de modo implícito, la autoestima que requiere confiar en la propia visión intuitiva. Intuición, autoestima, visión son características positivas del sendero II: La Sacerdotisa,  que cruza esta Triada de la Fe y es su sendero principal.








miércoles, 9 de mayo de 2012

Las Sefirot



“Diez sefirot de la Nada y 22 letras fundamento”

"Diez sefirot belimah. Su medida es diez y sin embargo el infinito. 
Su fin está enraizado en su principio, como una llama que se junta a  una brasa. 
Conoced, reflexionad y visualizad que el Creador es Uno, sin segundo.
 ¿Qué  podéis contar antes de uno?"

Sepher Yetzirah

Los 32 caminos del Arbol de la Vida hacen referencia a las diez sefirot y los 22 senderos que las unen y que representan a las 22 letras hebreas. Las "diez sefirot de la Nada", pues son conceptos puramente ideales, sin sustancia de ningún tipo. Las 22 letras en cambio son el Fundamento de todo lo creado, pues “formó con ellas todo lo que ha sido y será alguna vez formado”.

La palabra sephiráh, en plural sephirot, deriva de una raíz que significa literalmente “cuenta”, y aparece por primera vez en el Sepher Yetzirah (s. IV ac). En él se definen los diez sefirot como principios del universo y grados de la creación. En el Zohar se hace una distinción entre la sefirá Kether como Cabeza y Fuente de toda Luz y las nueve sefirot restantes, a las que llama los nueve Palacios, y afirma que “…a pesar de ser nueve son solo uno, por ser su única esencia el Pensamiento y por estar únicamente vinculados a él”.

Numeradas de 1 a 10, cada esfera o sefirá representa una “vasija” en la que la Fuente, Kether, vierte un contenido que va desde lo más sutil, en Jokmah, a lo más denso, en Malkut.  La esfera undécima, Daat, no se encuentra en la misma dimensión que las demás, por eso se la conoce como “esfera oculta”o “no esfera”.  

Estas Emanaciones Divinas representan distintos atributos de Dios, cuya manifestación depende del mundo o nivel en que se encuentren :

En el Mundo de Atziluth se manifiestan como los diez Sagrados Nombres de Dios.

En el Mundo de Briáh se manifiestan a través de los 10 Arcángeles.

En el Mundo de Yetziráh cada sefirá se manifiesta a través de una Hueste Angélica.

En el Mundo de Assiáh se manifiestan en los llamados Chakras Mundanos: el Primum Mobile y la Esfera del Zodiáco.

En cada uno de los mundos las esferas tienen un color determinado. Generalmente, y tal y como se muestra en la imagen de la izquierda, los colores son los atribuídos al Mundo de Briah.


Además cada sefirá se corresponde con un Chakra Mundano: planeta, sol o luna, como podemos ver en la imagen derecha. 



Atributos de cada sefirá


Número
Nombre
Significado
Color
Arcángel
Planeta
1
Corona
Blanco
Metatrón
Neptuno
2
Sabiduría
Gris
Ratziel
Urano
3
Inteligencia
Negro
Tzafkiel
Saturno
4
Misericordia
Azul
Tzadkiel
Júpiter.
5
Severidad
Rojo
Jamael
Marte
6
Belleza
Amarillo
Rafael
Sol
7
Victoria
Verde
Haniel
Venus
8
Esplendor
Naranja
Mikael
Mercurio
9
Fundamento
Morado
Gabriel
Luna
10
Reino
4 colores
Eshim
Tierra
11
Conocimiento
(No Esfera)
Lila

Plutón

Al estudiar cada una de las sefirot indicaremos las distintas correspondencias, así como el significado más profundo de la sefirá en particular. 

Los Qlifot

Los Qlifot o Qlippoth en la Cábala son manifestaciones del mal, el cual se desencadena cuando se produce un desequilibrio. Dion Fortune considera que el qlifot es la otra cara de la sefirá, su aspecto negativo, que se manifiesta cuando hay un exceso o defecto de lo que ésta representa. En Los Ejes del Arbol de la Vida vemos como el equilibrio entre una polaridad representada por dos sefirot opuestas puede romperse por un excesivo “peso” en una de ellas, hasta el punto de que la separación consecuente entre ambas es tal que se manifiesta lo diabólico.  El Zohar atribuye la causa primaria del mal al acto de separación. En este acto  de separación lo que estaba unido se volvió dividido, y los límites entre una cosa y otra pueden ser considerados como un caparazón (el significado literal de Qlifot es cáscara). La separación primaria fue la división del Árbol de la Vida en dos pilares: el  Pilar de la Misericordia y el Pilar de la Severidad.  Al comenzar la dualidad en la manifestación se pierde la Unidad original.

Los Qlifot se identifican también con los demonios y lo demoniaco. Un caparazón, un residuo, un cadáver, inspira temor si repentinamente cobra vida, pues no hay vida real en él.

Isaac Luria ve el origen de los Qlifot o “caparazones” en el desequilibrio energético producido en el comienzo de la creación. La Luz del Rayo Relampagueante era tal que solo las tres primeras sefirot pudieron contenerla. Se produjo en el resto de sefirot la llamada shebirá o “ruptura de recipientes”, y las “cáscaras” o “caparazones” de éstas dieron origen a los Qlifot. Luria introduce el concepto de Tikún תּקּוּךּ, literalmente reparación, en la que será el hombre quien coopere para reconstruir la Unidad perdida, otra de cuyas consecuencias es el exilio de la Shekináh, la Presencia Divina, vista como el aspecto femenino de Dios y llamada por ello la “Divina Princesa”. Luria considera que cada ser humano tiene como misión sagrada esta restauración del equilibrio cósmico, entronizando a la Divina Princesa en su puesto, lo que en el hinduismo se expresa en la unión de Shiva y Shakti


En la tradición europea la Shekináh aparece como la Princesa cautiva por el dragón. El caballero debe vencer a este dragón, que simboliza nuestra parte menos evolucionada e ignorante, para poder rescatar a la princesa y desposarla.

San Jorge vence al dragón que custodia a la princesa, arquetipo del rescate de la Shekináh