“Al ser la letra Kuf la inicial
de קבלה (Kabalá), recepción, tradición,
la Kabbalah, no podía mantenerse en su puesto, entre Hod y Malkut, pues el
cuerpo por sí mismo no está capacitado para esta misión: necesita que la mente
dirija su información hacia niveles superiores, y por eso la letra cambió su
posición al sendero que une Hod con Yesod. Ello presentaba, además, la ventaja
de que ambas esferas contienen dos letras comunes, vav y dálet, que juntas
forman la palabra דו (du), dos, doble, mientras que con las
diferentes, hei, iod y samaj, puede formarse la expresión הסי
(hasi), mi silencio. Por eso, se asoció la letra al Arcano XIX, El Sol,
que simboliza la hermanación de opuestos y el trabajo en equipo.”
Séfer Ha Neshamá (Jaime Villarrubia, Carmen Haut, Dulce Mª Millera)

El Arcano XIX, El Sol, nos muestra a dos jóvenes semidesnudos bajo un sol
radiante, en el cénit, que nos mira
directamente a los ojos y que ofrece su luz y calor sin hacer distinciones,
recordándonos que el sol sale para todos, alumbra a justos y pecadores. Esta
irradiación de vida convierte al sol en un arquetipo de amor incondicional,
arquetipo asociado en muchas culturas al Padre universal. Los dos personajes,
que parecen gemelos, muestran una actitud diferente: el de la derecha parece
tener una actitud activa, de protección, frente al personaje de la izquierda,
que avanza como a tientas, dejándose llevar. En algunos tarots el personaje de
la izquierda conserva incluso una especie de rabo, que sin duda representa la
preponderancia de su naturaleza animal. Los gemelos representan los dos
arquetipos opuestos, solar y lunar, la luz y la sombra, la polaridad esencial.
Su actitud amistosa indica una conjunción de los opuestos. El hombre íntegro es
aquél que ha integrado su luz y su sombra. Jung
en su libro Misterium Conjuntionis habló
sobre el tema de la integración de los opuestos, simbolizado esencialmente en
la imagen del casamiento alquímico, y en los atributos alquímicos del sol y la
luna como opuestos masculino y femenino. "El
encuentro con uno mismo, al principio, es el encuentro con la propia sombra”.
“Nuestro trabajo con la sombra consiste
en desenmascararla, concientizarla y reconocerla como propia, saber que todos contenemos
dos polaridades e integrar esas
polaridades”. En resumen, es, en primer lugar, hacer consciente lo
inconsciente. Y de ahí que los gemelos confluyan bajo la luz solar, ya que el
sol simboliza la luz de la consciencia.
El apecto dualista del sol se recoge ya en el Rigveda hindú: el sol resplandeciente y el sol negro e invisible. La Alquimia tomó este símbolo del “sol niger” para representar la primera materia, el inconsciente en su estadio inferior y no elaborado. El sol se encuentra entonces en el Nadir, en la profundidad de la que debe ascender para llegar hasta el Cénit. Este es el proceso que subyace a la metáfora de la transmutación en oro de la materia informe, metáfora cuyo núcleo no es otro sino la evolución ascendente, el retorno al Origen, movimiento representado por la serpiente Najustán ascendiendo por el Arbol de la Vida.
Mientras que el sol no cambia, es siempre igual a sí mismo, la luna cambia,
tiene devenir, es el astro de los ritmos de la vida. Mientras que la luna es un
arquetipo Yin, relacionado con las aguas y la fertilidad en su aspecto
receptivo, el sol es el arquetipo Yang por excelencia, relacionado con el fuego
y la fertilidad en su aspecto activo. El Sol representaba el padre, la
autoridad y también el principio generador masculino. Durante la antigüedad el
sol fue el emblema de todos los grandes dioses, y los monarcas de todos los
imperios se hicieron adorar como hijos del sol. Hijos del sol fueron Horus,
Mitra, Adonis, Dionisos, Krisna… o el propio Jesús el Cristo. La principal
festividad de los dioses solares se celebraba en el solsticio de invierno,
cuando el sol alcanza su punto más bajo en el horizonte, pareciendo así que
“muere”, para “resucitar” de nuevo con el alargarse de los días. Mitra es
llamado el Sol Invictus, y siendo el
mitraísmo una religión muy popular en el Imperio Romano, tuvo una enorme
influencia en la configuración de la nueva religión cristiana. Pero no solo
Mitra o Jesús; todos los héroes solares acaban por ser víctimas propiciatorias
que expían los pecados de los mortales, cargando con sus culpas, muriendo
violentamente y resucitando después. El
“viaje del héroe” es una metáfora universal del viaje del alma, que va de la
luz a la oscuridad (descenso al mundo subterráneo) y de la oscuridad a la luz
(renacimiento del héroe). El anhelo más profundo de toda alma humana es el de
retornar a su fuente espiritual. Al fin del viaje el héroe experimenta la unión
con el Amado del alma, nuestro arquetipo personal, el representante de Dios en
nosotros.
Como arquetipo de integración de dos polaridades, el sendero XIX representa
a la pareja y a la unión sexual como máximo exponente de fusión del polo
masculino y el femenino, unión que da lugar a la vida. El trabajo en equipo,
especialmente cuando es de dos personas, resulta muy fructífero si se da una
interacción entre aspectos complementarios. El estudio de la Cábala, por
ejemplo, se recomienda hacerlo por parejas. Incluso los templarios se
representaban compartiendo un mismo caballo. Pero lo que subraya ante todo este
sendero es el hermanamiento, la amistad, el amor entre iguales. Y como hermosa
metáfora el mito de los Dióscuros:
Cástor y Pólux. Hijos de la misma madre, Leda, pero de diferente padre:
Tindáreo de Cástor y Zeus de Pólux. Y por ello, mortal Cástor e inmortal Pólux.
Pero el amor tan profundo de Pólux por Cástor le llevó a suplicar a su
padre Zeus que le permitiese compartir su inmortalidad con Cástor. De
esta manera, mientras uno de los hermanos permanecía en el Hades, el otro
ocupaba el puesto de divinidad. Y ambos, como divinidades inseparables, se
conviertieron en la constelación de los Gemelos,
constelación en la que el sol alcanza su máximo cénit en el solsticio de
verano. Y es este esplendor el que asocia al Arcano de El Sol con el éxito.
El apecto dualista del sol se recoge ya en el Rigveda hindú: el sol resplandeciente y el sol negro e invisible. La Alquimia tomó este símbolo del “sol niger” para representar la primera materia, el inconsciente en su estadio inferior y no elaborado. El sol se encuentra entonces en el Nadir, en la profundidad de la que debe ascender para llegar hasta el Cénit. Este es el proceso que subyace a la metáfora de la transmutación en oro de la materia informe, metáfora cuyo núcleo no es otro sino la evolución ascendente, el retorno al Origen, movimiento representado por la serpiente Najustán ascendiendo por el Arbol de la Vida.


TIPO DE SENDERO: De estructura de la
Personalidad.
DIRECCION DEL SENDERO: Doble y alternativa, entre Hod y Yesod.
El trabajo en equipo, para que sea provechoso, requiere la alternancia de una
actitud activa y otra receptiva. Esto es especialmente reseñable en el trabajo
en equipo por excelencia: la unión sexual.
SIGNIFICADOS: La conciliación de los
opuestos. La unión de la luz y la sombra bajo la Luz. El trabajo en equipo. La
pareja. La unión sexual. La integración de distintas perspectivas o elementos,
como por ejemplo colectivos integrados por seres humanos de diferentes razas,
religiones etc, realizando un trabajo común. El éxito. La “reconstrucción del
ser”.
CORRESPONDENCIAS EN EL SER HUMANO: Los órganos sexuales,
ovarios y testículos (de perfil). Las ingles, el ovario y testículo izquierdos
(de frente).
PROBLEMAS SI ESTA BLOQUEADO: Incapacidad de integrar
la propia luz y la propia sombra, al no reconocerse ésta. Se niegan, reprimen o
proyectan los aspectos propios que no gustan. Problemas al trabajar en equipo.
Trastornos de tipo sexual. Rechazo visceral de todo lo que se ve como distinto,
que en extremo lleva al racismo y la xenofobia.
PROBLEMAS DE SALUD: Problemas en la zona
genital, sobre todo ovario y testículo izquierdos. Trastornos relacionados con
la actividad sexual: eyaculación precoz, frigidez, dispaurenia.
El Hierosgamos
El
hierosgamos alude al matrimonio sagrado entre dos entidades que representan
polos opuestos de género, resultando de su unión un nuevo ser completo. A nivel
cósmico sería la unión de la divinidad en su aspecto masculino y femenino, las
bodas del Rey y la Novia del Cantar de los Cantares. Incluso el Nombre Sagrado,
el Shem, יהוה, deriva quizá
de una andrógina unión entre el masculino Iah, יה, y el femenino
Haváh, וה, Eva.
